Algo muy peculiar pasa al ser estudiante de psicología… conforme van pasando las clases, los temas y las asignaturas, vas recibiendo golpes de realidad que te quedas:🤡
Procedo a explicarme (desde el inicio).
Siempre he sido alguien a quien le fascina hacer deporte y actividades que me mantengan fuerte. He tenido la oportunidad de poder realizar distintas actividades físicas a lo largo de mi vida… Pero algo que se mezcla con ese sentimiento de fortaleza es el verse bien, bonita, “perfecta”.
¿Qué sucede? Los cánones de belleza, siendo ese conjunto de características que una sociedad percibe y valora como atractivas o hermosas, la mayoría de veces (por no decir todas), nos ponen una referencia irreal.
Lo peligroso de esto es que afecta a la autoimagen, es decir, cómo nos percibimos a nosotros mismos. Nos metemos más presión para alcanzar algo que no es alcanzable (al menos no de una manera saludable), y ponemos tanto peso en nosotrxs por “no ser suficientes”, cuando la realidad es que sí lo somos, independientemente de cómo nos veamos.
Y aquí quiero introducir un tema delicado y personal para mi, relacionado con un tipo de Trastorno de la Conducta Alimentaria (TCA), por lo que si no te sientes cómodx o sientes que no es momento de exponerte a ello, tranquilamente podemos leernos otro día❤️🩹
-
El 2022 fue mi primer año lejos de casa, donde estaba sola, no había implementado aún ninguna rutina estable, no tenía una red de apoyo formada y era el primer año de mi vida que no hacía ningún tipo de ejercicio.
Eso me afectó muchísimo dada la relevancia que el deporte tiene en mi vida diaria, donde además de ser un potenciador de mi salud física, también lo es de mi salud mental (reducción de estrés y del cansancio mental, consolidación de hábitos de cuidado personal, reductor de síntomas de ansiedad, etc.).
Me estaba enfrentando a tantos cambios en mi vida, que no supe gestionar mis emociones ni el estrés al que me estaba sometiendo.
Eventualmente, ya no solo me estaba afectando todo ese estrés; sino que, además, por la falta de ejercicio, empecé a notar la pérdida de fuerza, el aumento de peso y cómo mi ropa ya no me quedaba. Todo esto fue un detonante para mi.
Gracias al tiempo y esfuerzo que he invertido en trabajar en mí, hoy en día tengo un gran repertorio de herramientas para hacer frente a este tipo de situaciones, pero en aquel momento, no contaba con ellas.
Me sentía indefensa y paralizada. No me gustaba lo que veía en el espejo. Estaba saturada por mis intentos fallidos de organizar y gestionar la ✨vida adulta✨ y solo quería que el tiempo se detuviese un momento y darme un respiro.
Mi forma de confrontar la situación (desadaptativa) fue volcar mi atención en hincharme a ingerir grandes cantidades de comida en un corto periodo de tiempo, hasta sentirme mal física y mentalmente al respecto, y así poder tener algo “real” e “instantáneo” a lo que culpar por mi malestar.
Claro, ahora puedo darme cuenta que el estrés mal gestionado al que me estaba sometiendo en esa época ya era un malestar 100% real y válido. No era necesario buscar una alternativa, pero puede suceder cuando no sabemos cómo actuar ante este tipo de situaciones.
Cuando en clase explicaron que los Trastornos de la Conducta Alimentaria no solo eran la anorexia nerviosa o bulimia, sino que, por ejemplo, existía el “TCA por atracones (o binge eating)”, todo se detuvo por un instante, porque estaban describiendo conductas que yo estaba teniendo. El identificarme lo hizo muy real, y el primer sentimiento que me invadió fue la culpa.
Si soy sincera, no lo afronté bien y estuve un poco en negación al principio.
Pasaron semanas, mi red de apoyo fue creciendo y se lo confesé a mi pareja, llorando a mares por la vergüenza que sentía, porque “no fui capaz de pararlo”.
Luego, logré contárselo a mi psicóloga, me explicó lo que me estaba sucediendo, y me dijo que no debería de sentir culpa ni vergüenza por no haber podido yo sola, porque no tenía las herramientas necesarias para hacerlo, pero que ahora las íbamos a construir juntas.
En resumidas cuentas, conseguí estar 497 días sin tener ningún atracón. Tuve una recaída, y desde entonces llevo 148 días y 18 horas sin tener uno de nuevo (Que veas que el progreso no es lineal, y hablaré más de esto en otra entrada).
Y estos resultados son gracias a la ayuda de mi psicóloga, a la de mi pareja y a la de mis amigas, quienes fueron un punto fundamental de apoyo. Y evidentemente, gracias a mí por haber sido valiente y pedir ayuda.
-
Aclarar que en ningún momento digo que te auto-diagnostiques con lo que vayas viendo en clase o por internet, a lo que me estoy refiriendo es que, el ir adquiriendo nuevos conocimientos sobre temas que no había explorado antes, de una fuente autorizada, profesional, oficial y fiable, han hecho que pueda reconocer patrones conductuales que estaban presentes en mi “yo de aquel momento”.
Recuerda acudir a un profesional antes que asumir un diagnóstico por tu cuenta. Yo todo lo que te estoy comentando lo he hablado con mi psicóloga, quien me ha aportado material y con quien he construido estrategias para poder hacerle frente a las conductas nocivas.
Quiero también dar énfasis a la importancia de informarse para poder prevenir que este tipo de conductas se sigan desarrollando. Tuve la suerte de darme cuenta de que algo no estaba bien cuando estaba iniciando con los atracones, y, aunque me costó contarlo, pude buscar ayuda.
No tienes que llegar al punto máximo del problema para recién poder validarlo. Es válido desde el momento en el que empieza a interferir con tu vida diaria y con tu funcionamiento regular.
Pero ojo, tampoco significa que vayas etiquetando cada cosa que te sucede. Se tiene que encontrar un punto medio entre la “sobre-identificación” y el reconocer cuando hay unos patrones conductuales que no son normativos, que te están afectando y así poder hacerles frente.
Primero que nada, quería agradecer por el recibimiento de la entrada pasada. La han acogido tan bien que me sigue inspirando a compartir aún más con ustedes.
Sabía que al compartirla me iba a enfrentar a un miedo que tengo: “¿qué pasa si lo que digo es ridículo o de alguna manera hace daño a alguien.” Pero para enfrentarlo tengo que (1) publicarlo, porque de otra manera no lo sabré, y (2) recordar que no puedo estar haciendo algo malo al compartir mi experiencia y sentimientos, porque eso es lo que hago, hablar desde lo que yo conozco, lo que yo he vivido, lo que yo he sentido, y sobre lo que me he informado!!!
Soy consciente de que no soy dueña de la verdad absoluta, y que mi realidad y proceso de análisis no tiene por que ser igual al tuyo. Y así como yo lo comprendo, espero que tú también lo hagas.
Recuerda que seguimos siendo ✨personas tratando de descifrar la vida✨
En cuanto a la entrada de hoy, de nuevo he tocado un tema sensible para mí y para muchos. Un TCA es algo serio, de no tomarse a la ligera.
Hoy lo he querido introducir de una manera más “amigable”, que se sienta más personal, pero sí que es un tema en el que quiero profundizar desde una perspectiva más profesional y desde lo que uno puede hacer tanto como persona que lo vive o persona que conoce a alguien que está pasando por eso.
Esta es una entrada más extensa de lo normal, pero veo necesario tocar estos temas y abrirme de esta manera contigo, ya que si vamos a ir aprendiendo cosas juntxs, lo menos que puedo hacer es ser sincera.
Conozco a personas que han pasado por TCA´s muy graves, y evidentemente cada situación es única, cada persona es distinta y las intervenciones que hay que realizar son totalmente adaptadas a la individualidad del caso.
Con mis experiencias, quiero que veas que todos pasamos por cosas duras, que nos afectan en mayor o menor medida, pero que podemos salir adelante.
🔶Dicho esto, gracias por llegar hasta aquí. Si te interesa el tema, no olvides estar atento a los próximos newsletters.
Espero que sigamos juntxs en este camino de descubrimientos.
Un besito para ti. Nos leeremos🐞